En esta entrada quiero centrarme en los datos que la Generalitat aporta para justificar esta ley (véase la presentación Power Point enlazada al final de este documento). Su manejo de las cifras solo puede calificarse de manipulación.
En primer lugar hace referencia a esta encuesta del Baròmetre de la Comunicació i la Cultura (click para ampliar):
En primer lugar hace referencia a esta encuesta del Baròmetre de la Comunicació i la Cultura (click para ampliar):
Nótese cómo está formulada la pregunta de la encuesta: "Las películas tendrían que estar disponibles en las dos lenguas...". El 82.4% está de acuerdo, claro. ¿Quién va a oponerse a que haya "películas disponibles en las dos lenguas"? De hecho, ya las hay. Lo que no hay, en todo caso, es "suficientes" películas disponibles en catalán (desde el punto de vista de los legisladores), pero la encuesta no pregunta si debería haber la misma proporción, que es de lo que se ocupa la Ley en cuestión.
Si la pregunta está bien formulada debería funcionar a la inversa: "Las películas no tendrían que estar disponibles en las dos lenguas...". Es obvio que en este caso la proporción de gente contestando "en desacuerdo" sería aún mayor que el 82.4%, pues da la impresión de que te estén preguntando si quieres prohibir las películas en un determinado idioma.
Además, la pregunta no invita al encuestado a plantearse una elección o considerar un tradeoff: tiene que contestar en abstracto si le parece bien que haya películas en los dos idiomas, con independencia de que luego siempre se decante por uno. Del mismo modo, si se preguntara a la gente si las películas deben estar disponibles en tres o más lenguas, ¿por qué iba a contestar que no? Al fin y al cabo, no le están preguntando cuál escogería o en qué lengua quiere que esté la película en su cine local.
Algunas preguntas alternativas más honestas hubieran sido:
La falacia en este caso es aún más sangrante: no son datos comparables. Lo explica claramente un comunicado del gremio de exhibidores:
Los exhibidores ponen otro ejemplo (énfasis mío):
Si la pregunta está bien formulada debería funcionar a la inversa: "Las películas no tendrían que estar disponibles en las dos lenguas...". Es obvio que en este caso la proporción de gente contestando "en desacuerdo" sería aún mayor que el 82.4%, pues da la impresión de que te estén preguntando si quieres prohibir las películas en un determinado idioma.
Además, la pregunta no invita al encuestado a plantearse una elección o considerar un tradeoff: tiene que contestar en abstracto si le parece bien que haya películas en los dos idiomas, con independencia de que luego siempre se decante por uno. Del mismo modo, si se preguntara a la gente si las películas deben estar disponibles en tres o más lenguas, ¿por qué iba a contestar que no? Al fin y al cabo, no le están preguntando cuál escogería o en qué lengua quiere que esté la película en su cine local.
Algunas preguntas alternativas más honestas hubieran sido:
- ¿En qué idioma prefiere ver una película en el cine, en catalán o en castellano?
- ¿Iría a ver más películas en catalán si hubiera más copias en catalán?
- En su cine local, si la película solo se exhibiera en una sala, ¿prefiría que fuera la versión castellana o la versión catalana?
La falacia en este caso es aún más sangrante: no son datos comparables. Lo explica claramente un comunicado del gremio de exhibidores:
Respecto a los datos referentes a la media de espectadores por sesión según versión que aparecen en el informe de las bases de la ley de cine de Cataluña, se trata de cifras no comparativas, que no reflejan la realidad. Actualmente se doblan al catalán aquellas películas que se considera pueden tener un éxito comercial importante (blockbuster americanos), mientras un gran número de títulos poco comerciales se estrenan sólo en castellano haciendo bajar la media de recaudación por sesión. Por este motivo, es lógico estadísticamente que el ratio medio de espectadores por proyección sea superior en las películas de cine en catalán que en castellano.Ahora tomemos cifras comparables: media de espectadores por sesión para una misma película, cuando en un complejo multisalas se proyecta la versión castellana y catalana. ¿Cuáles son los resultados? El 78,2% de los espectadores opta por la versión castellana, frente al 21,8% que escoge la versión catalana (La Vanguardia, 6/3/09, págs. 28-29).
Los exhibidores ponen otro ejemplo (énfasis mío):
Si tomamos como referente el estreno de “Vicky Cristina Barcelona” en los cines de Cataluña, donde sólo 5 copias se exhibieron en castellano, comparado con 47 copias en catalán, y 22 en versión original, la media de recaudación por copia de la versión castellana es más de cinco veces superior a la de la versión catalana. Incluso la versión original ha funcionado mejor que la catalana (de media, casi el doble por copia).La Generalitat se contenta con presentar esos datos como base de la nueva Ley. Vaya rigor.
Además, en el TOP 10 a nivel estatal de esta película, en el primer fin de semana se situaron seis copias de la película estrenadas en Cataluña: cuatro en castellano y dos en versión original (ninguna en lengua catalana).
Esto lo tiene por costumbre la Generalidad de Cataluña,la manipulación de la opinión púplica.
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